domingo, diciembre 28, 2008

lunes, septiembre 22, 2008

La lluvia selvática y Nueva Estación

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La mayoría de las veces el átomo de berilio abstrae su consciencia del pensamiento alimenticio y se centra en el andar pesaroso y antiguo de un gato mojado.

Otras, sin embargo, las llaves magnéticas funcionan y se siente encerrado en un delicioso círculo de atracción.

"El pensamiento colectivo y la memoria extensa tienen la cualidad impenetrable de una convención lírica."

(...)

El Rey Oruga seguía siendo el mismo, aunque ahora habitaba otro cuerpo, masticaba ambivalencias agitadas y se perdía con facilidad.

Confiaba siempre en un futuro sin remolinos ni abstracciones.

Cierto día contempló una existencia apacible, liviana, con serenidad estable y satisfacción inútil, contempló un jardín y miles de ocupaciones artesanas... vio incluso una pequeña barbacoa y hasta los muros infranqueables de un hogar con salón comedor, vio gente y sintió ternura,

y vio, también, todo aquello clavandose en la tierra.

El aire era denso y ordenado. Temperatura ambiente. Casi pánico.

Se quitó la ropa y corrió dentro a desordenarlo

TODO.

jueves, mayo 15, 2008

Gato III


jueves, mayo 08, 2008

El brik de leche fría es la teta de una madre muerta.


Me he pasado la mayor parte de mi vida metido en un cubo de hormigón.
Elevado a unos 30 metros del suelo.

Una tercera parte de brazos cruzados,
mirando por la ventana.
El resto tratando de poner en orden mis pensamientos.

Si miraba fuera era porque llovía;
alguien pasa con la seguridad inocente de un paraguas añadiendo dimensión a una plaza regada con la luz pegajosa y naranja de las lámparas de mercurio.

Y también hay misterio sincopado de sombras detrás de las ventanas que están aún encendidas:
el Gran Mono siempre persiguiendo su lógica de bola cristalina.

Y los vecinos discuten.
No, follan.
No, discuten.

lunes, abril 21, 2008

Parámetros II: Spleen




Al rumor de las máquinas, la propia consciencia se hace insoportable.

Al rumor eficiente de las máquinas, las partes móviles evidencian una sobriedad turbia mientras se deslizan cadenciosos los vapores incandescentes del sodio,
y las piernas se disuelven,
y pierden masa,
y apenas pueden sostener
su propia estructura.

Al rumor de las máquinas la luz mortecina de los fluorescentes guarda el sonido amortiguado
de las conversaciones ajenas,
y no hay en el aire más que derrota,
y resguardo,
y la consciencia empática de una inmensa comunidad de individuos aislados
en el calor del tungsteno.

Así, las condiciones son favorables 
y los destinos parecen correctos,
sin embargo se mastican los dientes por las noches.
Las fibras mantienen su tensión.

Al rumor de las máquinas el calor es asfixiante
y las articulaciones se resienten por el pálpito vibrante de los mecanismos,

y el sueño se hace

pesado e inquieto.

miércoles, febrero 20, 2008

Gato II


A medida que la presión auricular aumenta, los sonidos se van apagando.
En el espacio casi siempre es así, las sombras arrojan su fosfórico regalo y se hacen más negras, más opacas.

Debido a un exceso de oxígeno, el animal a los mandos quiere escapar y siente deseos de salir de su cuerpo.
La compresión va en aumento y el rugido quebradizo del motor se convierte en apenas un silbido.
A velocidades superiores es normal sentir euforia.
Más allá, un vacío que se va llenado con la parafernalia de un avance lento y espectacular...


Fue un viaje corto y la bestia regresó muerta.

domingo, enero 20, 2008