martes, noviembre 21, 2006

La increíble historia del oso kodiak.



En ocasiones, el oso kodiak sueña
con lentejas y apios.
Son extrañas esas ocasiones
y suelen coincidir con los últimos meses de la hibernación.

Cierta noche,
cuando el oso kodiak se encontraba sumergido
en su enorme plato de guiso,
creyó encontrar uno de esos trocitos de chorizo
que se suelen añadir a la receta
y, confundido,
se despertó.

Se despertó en su cueva, solo,
y vio que estaba solo,
y vio que todavía era invierno.

Cualquier oso habría sabido que era este un mal asunto,
pues una vez interrumpido el proceso,
resultaba difícil dormirse de nuevo.

Trató por todos los medios de volver a conciliar el sueño,
sin éxito,
hasta que al final decidió pasar el rato,
ya que salir al exterior le resultaba impensable.


Estuvo 47 días en su cueva, sentado, pensando.


Cuando al fin llegó el verano y el calor le invitó a salir,
salió,
y comió salmones moribundos,
y recuperó su peso,
y cubrió a varias hembras,
y luchó con otros osos kodiak,
y parecía contento,
pero dentro de su cabeza,

muy bajito,

muy constante,

se escuchaba:


runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún
runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrrún runrún
runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún
runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún
tunoeresunoso runrún runrún runrún runrún runrún runrún
runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún
runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún
runrún runrún runrún runrún runrún...






2 comentarios:

Anónimo dijo...

y esque ya se sabe: las malas digestiones son... eso: malas.

o peores.

Anónimo dijo...

Pobre oso kodiak. Hasta hace poco tuve un compañero de trabajo que lo vivía cada día, y yo era capaz de escuchar el runrún a través de sus ojos.