sábado, noviembre 11, 2006

apología




Despues del vino, los labios quedan rojos y la cabeza polvorienta.

Después del humo está el Mundo,
el infinito en las sombras y el tiempo que se muere o se estira sin llegar a morir del todo, el vaivén gracioso de una mano joven o el contoneo erótico de un culo...

¡El vacío!
¿no lo veis?
¡vació como el átomo!
como esa boca, que sólo tiene lengua, lengua y labios, labios y gente pasando...

Permutaciones mágicas otroga el vino, pero el humo, amigos el humo es la comprensión absoluta, el orden y el orígen, las barbas blancas y espesas.

Escuchad la ciudad, la explosión, 4 tiempos, el ritmo del metal y la absoluta condensación que eso produce.
Pero es inútil aislar elementos.
Por encima de todo siempre estara el aire, y el cero absoluto, y el vacío.





Y los platos sin fregar.




1 comentario:

Anónimo dijo...

*irn aplaude

[...]
¡Oh! Hundid vuestras manos en agua, hundidlas hasta la muñeca, fijad, fijad la mirada en la palangana y preguntaros qué os habéis perdido, el glaciar golpea en el armario, el desierto suspira en la cama y la grieta de la taza de té abre un camino hasta la tierra de los muertos (…) ¡Oh! Poneos, poneos junto a la ventana mientras abrasan las lágrimas y comienzan a fluir, amaréis a vuestro retorcido vecino con vuestro retorcido corazón, era tarde, tarde anochecida, los amantes habían partido, los relojes habían dejado de sonar, y el profundo río seguía fluyendo. "