La increíble historia del oso kodiak.
En ocasiones, el oso kodiak sueña
con lentejas y apios.
Son extrañas esas ocasiones
Son extrañas esas ocasiones
y suelen coincidir con los últimos meses de la hibernación.
Cierta noche,
Cierta noche,
cuando el oso kodiak se encontraba sumergido
en su enorme plato de guiso,
creyó encontrar uno de esos trocitos de chorizo
creyó encontrar uno de esos trocitos de chorizo
que se suelen añadir a la receta
y, confundido,
se despertó.
Se despertó en su cueva, solo,
se despertó.
Se despertó en su cueva, solo,
y vio que estaba solo,
y vio que todavía era invierno.
Cualquier oso habría sabido que era este un mal asunto,
Cualquier oso habría sabido que era este un mal asunto,
pues una vez interrumpido el proceso,
resultaba difícil dormirse de nuevo.
Trató por todos los medios de volver a conciliar el sueño,
Trató por todos los medios de volver a conciliar el sueño,
sin éxito,
hasta que al final decidió pasar el rato,
ya que salir al exterior le resultaba impensable.
Estuvo 47 días en su cueva, sentado, pensando.
Cuando al fin llegó el verano y el calor le invitó a salir,
Estuvo 47 días en su cueva, sentado, pensando.
Cuando al fin llegó el verano y el calor le invitó a salir,
salió,
y comió salmones moribundos,
y recuperó su peso,
y cubrió a varias hembras,
y luchó con otros osos kodiak,
y parecía contento,
pero dentro de su cabeza,
muy bajito,
muy constante,
se escuchaba:
runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún
muy bajito,
muy constante,
se escuchaba:
runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún
runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrrún runrún
runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún
runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún
tunoeresunoso runrún runrún runrún runrún runrún runrún
runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún
runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún runrún
runrún runrún runrún runrún runrún...