martes, junio 20, 2006

Corona

El rey de las arañas, el rey de los pájaros, el rey de las moscas.
El señor de las bestias, el coronado por hombres mujeres y niños.
El ácrata, el solitario en otro tiempo. Sin sus designios estamos perdidos.
La mano de Dios, la voluntad divina, ¡Dios mismo!
El astro rey, el rey mono. Crujan las estrellas con sus relámpagos y el rechinar de sus dientes.
Se ensombrezcan los rostros ante sus temibles ojos, su turbia mirada, su poder.
Y el rey esta triste,
acojonado.
El rey se mea en la cama.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Hay un hombre en E. que lo hace todo,
hay un hombre que lo hace todo en E., etc."
¿Lo sabe el coronado?

Cuanto más prietos mis canzoncillos, mejores versos en mi boca. Soy austero, mi querido rey mono: ambos somos geniales; somos como esos dictadores africanos que mean en tazas de marfil, pero apuntan mal.

... dijo...

Por supuesto, el rey ignora su condición, y es absolutamente necesario que así sea y siga siendo así para que sus caprichos puedan llegar a buen puerto, para que pueda yacer con las mujeres mas bellas, agazaparse entre las sobras y asustar a los niños.
Porque el rey en como un pezon, como un oasis, como la taza de marfil.

¡A mis brazos Chacal!