Después de pensar un rato, decidió que las hormigas voladoras estarían mucho mejor en el suelo, a ras de suelo.
Con un movimiento rápido del pulgar, minimizando el contacto con sus cuerpos invertebrados y fríos, las precipitó al vacío, una por una, dejando tres pequeñas huellas de condensación en el cristal de su ventana.
Una por cada una.
Aisló su habitación de nuevo y se tumbó. Con los ojos abiertos.
[audio: Lemon Jelly-Lost Horizons-Space Walk]